La situación en la empresa siempre ha de respetar la siguiente ecuación:
Total Activo = Total Pasivo Total Patrimonio Neto
A esta estructura se le denomina Balance, y se puede interpretar en los siguientes términos: todos los bienes y derechos que tiene la empresa (Activo) han de ser igual a sus obligaciones (Pasivo) más los recursos propios que tiene la empresa (capital y otras aportaciones de socios). En definitiva, lo que muestra el Pasivo es cuál es el origen de los recursos económicos que tiene la empresa. Los divide en dos grandes bloques: los que proceden de la propia empresa y los que proceden de obligaciones con personas o entidades ajenas a ella.
Los que proceden de la propia empresa son los que englobamos en el apartado de Patrimonio Neto. Llegan a la empresa en forma de:
- Capital aportado por los socios en el momento de la creación, o bien por ampliaciones de este capital que se pueden haber producido en periodos posteriores.
- Reservas: son fondos que se han generado con los beneficios de años anteriores y que permanecieron en la empresa.
Lo que muestra el Pasivo son las obligaciones que tenemos con terceras personas. Estas, a su vez, se dividen en:
- Obligaciones a corto plazo: son aquellas que tienen un vencimiento inferior a un año, como las deudas con proveedores.
- Obligaciones a largo plazo: tienen un vencimiento superior al año, y generalmente se contraen con entidades financieras por préstamos recibidos.
Lo que nos muestra el Activo es en qué hemos materializado esos recursos que obtiene la empresa de fuentes propias (Patrimonio Neto) y ajenas (Pasivo).
Esta ecuación fundamental de la contabilidad es el punto de partida de la contabilidad moderna por partida doble.